23. No sé por qué

No sé por qué, Señor, Tú me tocaste.
No se por qué, en mí Tú te fijaste.
Pero si sé que es grande tu amor por mí.


Mi corazón está agradecido;
mi corazón está a Ti rendido.
Contigo siempre quiero, Señor, estar.

/ Porque fuera de Ti
nada deseo en la tierra:
tu presencia es más hermosa
que cualquier cosa. /

Eres, Señor, mi gozo y mi alegría.
Tú estás, Señor, conmigo todo el día.
Y en Ti yo siempre quiero, Señor, estar.


/ Porque fuera de Ti
nada deseo en la tierra:
tu presencia es más hermosa
que cualquier cosa. /


/ Me has librado de la muerte:
me has dado nueva vida.
Me sacaste mi tristeza,
me ceñiste de alegría.

Por tanto nunca callaré;
a Ti cantaré;
te alabaré, gloria mía.
Cristo, mi Señor, a Ti cantaré;
te alabaré, gloria mía. /

/ Porque fuera de Ti
nada deseo en la tierra:
tu presencia es más hermosa
que cualquier cosa. /